El grupo Los Mismos ni se imaginaba que, décadas después, una aeronave innovadora respondería a su deseo de saber qué debían “hacer pa cruzar el charco”. Esa aeronave ha sido el Solar Impulse 2, que completó la travesía entre Nueva York y Sevilla con éxito.

En realidad, es el primer avión sostenible que está dando la vuelta al mundo. La aventura comenzó en marzo de 2015 cuando André Borschberg despegó abordo desde Abu-Dhabi. Ponía pie en tierra 13 horas y 1 minuto después en Mascat, la capital de Omán. Más de un año ha pasado de aquello y ha sido su compañero Bertrand Piccard quien aterrizaba el avión en Sevilla. Fue el pasado 23 de junio en el aeropuerto de San Pablo.

Completó, así, el primer vuelo con una aeronave sostenible que sobrevuela el Atlántico. 2 días y algo más de 23 horas después de salir del JFK, el monoplaza tomaba tierra escoltado por Eurofighters y aviones de la Patrulla Águila. Éstos dibujaron las banderas española y suiza en el aire, en homenaje tanto al país que acogía la nueva etapa de la vuelta al mundo como al que desarrolla el proyecto.

El Principado de Mónaco tiene, también, un importante papel en la iniciativa Solar Impulse al participar en su financiación. Además, el lugar de operaciones situado en el país monegasco se ha ido encargando de supervisar los vuelos. Ello se vuelve aún más fundamental en los intervalos de 20 minutos en los que el piloto puede dormir; caso de Piccard en esta travesía transoceánica. En esos tiempos, el piloto automático tomaba los mandos de la navegación.

El avión solo tiene capacidad para una persona dentro de su estructura de fibra de carbono. Consta de más de 17.000 componentes que traducen la energía solar recibida en movimiento. En concreto, hacen girar las hélices colocadas en las larguísimas alas. Las cuatro baterías con las que cuenta guardan, además, parte de ese combustible natural que, de noche, es utilizado.

Solar Impulse II, en palabras de sus pilotos que se alternan en cada viaje, es una forma de avanzar hacia ese mundo más moderno. Quieren demostrar la eficacia de la sostenibilidad aplicada en proyectos emprendedores. Y lo han querido ejemplificar con un viaje que, en otro tiempo, supuso todo un avance tecnológico.

La aeronave libre de combustible fósil pesa 2.300 kg. Seguirá su andadura para, en poco tiempo, volver a Abu-Dhabi y completar la vuelta al mundo. Esta iniciativa ha vivido otros momentos históricos como la etapa entre Japón y Hawaii, que protagonizó Borschberg. Fue entre las localidades de Nagoya y Honolulu, en junio de 2015. Casi 118 horas de vuelo para cruzar el océano Pacífico, en concreto 7.212 km.

De momento, ha sido la etapa más larga de esta aventura que está demostrando que las energías renovables pueden aplicarse a todos los ámbitos de forma exitosa.