La última edición de Corre por el Niño, organizada el pasado día 6, tuvo como protagonista especial a Cristina Alfaya. La joven sufre parálisis cerebral y pudo completar uno de los recorridos de la prueba gracias al robot que utiliza en su rehabilitación.

Según cifras de ASPACE (Confederación que integra entidades de Atención a la Parálisis Cerebral a nivel nacional), 120.000 son las personas que sufren este trastorno en España. Cristina Alfaya, de 16 años y que la padece desde nacimiento, lleva unas semanas utilizando un exoesqueleto en cada una de sus visitas al Hospital Infantil Universitario Niño Jesús.

El robot le permite caminar erguida sin la ayuda del bastón, que utiliza en su día a día. Además, hace que pueda mover las articulaciones y coger fuerza en sus músculos. Los mismos movimientos que efectúa 2 días a la semana, los realizó para llegar a la meta de la sexta edición de una carrera que promueve hábitos saludables y recauda dinero para proyectos del hospital.

Precisamente, uno de sus prestigiosos pediatras, el Doctor Juan Casado Flores, es el promotor de esta iniciativa que, en su edición de 2016, ha reunido a 10.000 participantes y ha generado 50.000 euros. Todavía no han concretado a qué iniciativa irá destinada esa cantidad, pero sí sabemos que la desarrollará la Fundación para la Investigación Biomédica del Niño Jesús.

En un post anterior, os hablamos de un mecanismo que ayudaba a niños con atrofias musculares. El robot que vimos en Corre por el Niño es distinto y está formado por tres partes: un exoesqueleto, una neuroprótesis y un andador intuitivo. Consta, a su vez, de una especie de motores que intervienen en la cadera y en las rodillas del paciente que lo utiliza.

Los responsables de su fabricación son el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), el CSIC (unido al proyecto desde 2014) y el centro hospitalario madrileño. Es en él donde se prueban las mejoras que van haciéndose, en concreto en el Laboratorio de Análisis del Movimiento (LAM).

La web Monesterio.hoy.es publicó un artículo muy interesante sobre una de las personas que trabajan en este proyecto, Cristina Bayón. Ella, como el resto del CSIC que participa, se encarga del área electrónica para que el paciente pueda comunicarse con la máquina. El objetivo es que los jóvenes usuarios (de entre 12 y 16 años) puedan aprender de los algoritmos, para que sus extremidades vayan adecuándose a los movimientos.

Es muy interesante, también, cómo los expertos van desarrollando dos formas que incitan al robot rehabilitador a la acción. Una es programando los desplazamientos a través de un dispositivo con un procesador, utilizado por los rehabilitadores. La segunda manera es a través de un casco que el paciente se coloca y mide la intención que tiene de moverse. Ésa será interpretada por los especialistas, a través de una señal encefalítica.

Os invitamos a que leáis el artículo de Monesterio.hoy.es en profundidad para conocer los detalles del segundo proceso. También os enlazamos otro texto, publicado por la Gaceta Médica, en el que se explica una técnica rehabilitadora complementaria para las personas con parálisis cerebral.

La tecnología aplicada al ámbito sanitario es una realidad que va avanzando, como lo hace la joven Cristina Alfaya con cuyas palabras, antes de la carrera, terminamos este post: “Llegar a la meta va a significar, para mí, seguir adelante; no rendirse”.